HUMBERTO ALONSO
Pintor maliayés, acuarelista decano de Asturias. Humberto Alonso (Colunga, 1926) es el acuarelista decano de Asturias y uno de los más reconocidos y prolíficos de la región. El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, relata una anécdota: «Un día, recién vuelto del exilio, vino Rafael Alberti a cenar a nuestra casa salmantina. De pronto, descubrió una acuarela de Humberto y dijo: "Muy buena". Y continuó: "A ti, límpida, inmácula, expandida, jubilosa, mojada, transparente. Para el papel, su abrevadora frente, agua primaveral, lluvia florida. Llorada de tus ojos, corres, creces, feliz te agotas, cantas, amaneces. A ti, río hacia el mar de la pintura"». Se trataba de su «Oda a la acuarela».
-¿Qué siente al saber que Alberti se inspiró en su obra? -Es una preciosidad. Me sorprendió y no lo supe hasta que no me lo dijo Víctor García de la Concha. Me siento tontamente orgulloso porque que este señor, por un momento, haya escrito algo sobre mí. Es un elogio que no merezco y que tengo grabado.
-Humberto Alonso es lo mismo que hablar de la ría. -Conocí la ría cuando cortejaba a Margarita, mi mujer, que la conocía como su propia casa. Descubrí todo el encanto de la ría, que me produce una gran sensación de sosiego. Hay algo extraordinario a la hora de contemplarla. Pinto muchas marinas y otras rías, como la del Eo o la de Ribadesella. La montaña me queda más lejos físicamente.
-Se decanta por el paisaje. -Es lo mío, nunca te defrauda, pero también me gusta el retrato. Le hice uno a mi mujer cuando éramos novios, pero no le gustó. El pintor encuentra otras cosas que tú no te ves y no siempre gusta y se reconoce uno. Es difícil el retrato porque a veces no captas expresiones. Hoy se utilizan otros métodos, no es como antes, cuando se posaba durante varias sesiones. Ahora casi todos los retratistas se basan en una serie de fotografías.
-¿Y el autorretrato? -Sólo conservo uno. Nunca quedo a gusto, no me reconozco.
-Supongo que el desnudo será un mayor reto. -Es complicado. Yo hice mis pinitos en la escuela, pero no es lo mío.
-¿Por qué la acuarela? -Empecé pintando al gouache y al óleo, pero nos daba unas alergias horrorosas a Margarita y a mí. Probé con gafas de soldador, mascarilla? y nada. Lo sentí muchísimo, pero lo tuve que dejar. Los acrílicos no me satisfacían mucho, así que tuve la oportunidad de conocer a Alfonso Iglesias, con quien descubrí la posibilidad de la acuarela. También utilizo otras técnicas, como pastel, carboncillo, pluma y lápiz.
-Pertenece al grupo Niebla. -Salimos los sábados a pintar en diferentes lugares. Suelo hacer bastantes trabajos del natural, pero las acuarelas grandes no se pueden hacer al aire libre.
-Su arte está próximo al impresionismo. -Soy un pintor realista y presumo de ello porque hay una tendencia a despreciar la pintura figurativa por parte de las vanguardias. Plasmo la realidad como la veo y la entiendo, sin necesidad de deformarla.
-¿Una vocación frustrada? -Mi ilusión hubiera sido ser músico, un virtuoso del piano, pero no tengo condición.
-A sus 83 años sigue en activo. ¿En qué proyectos trabaja? -Un pintor nunca se jubila, hay que morir con las botas puestas. Preparo una exposición colectiva en Oviedo y otra en Francia, ambas con obras inéditas.